Qué es Samadhi

El Samadhi es algo más que un concepto espiritual: es una experiencia de conciencia plena donde el individuo deja de sentirse separado del mundo que lo rodea. Se trata de un estado profundo de absorción mental en el que el yo desaparece y solo queda la conciencia pura. Muchas personas lo describen como un momento donde todo encaja, donde no hay lucha mental ni tensión, y donde se percibe la realidad sin interferencias.

Hablar de qué es el Samadhi es hablar de la culminación del camino del yoga. No se alcanza solo con la práctica física (asana), sino con un trabajo integral de mente, cuerpo y espíritu. En este estado no existe ni el pasado ni el futuro, solo el momento presente. Es como si todo se detuviera y solo quedara el ser. Aunque pueda parecer lejano o difícil de lograr, no es algo reservado para unos pocos: es accesible a quien decide comprometerse con su práctica interior.

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Significado de Samadhi

Cuando nos preguntamos qué significa Samadhi, es importante saber que viene del sánscrito y puede traducirse como “unión equilibrada de la mente”. Esta unión no es una metáfora, sino una vivencia real en la que ya no hay separación entre el que medita y aquello en lo que medita.

Este estado se considera la meta del yoga porque marca el fin del sufrimiento mental. En el significado de Samadhi, hay una transformación total: desaparecen los pensamientos compulsivos, el juicio constante y la sensación de estar perdido. Lo que queda es claridad, quietud y una percepción directa de lo esencial.

Cómo llegar al Samadhi

Entender cómo llegar al Samadhi pasa por conocer el sistema clásico del yoga que se basa en ocho pasos. No es algo que ocurre de forma accidental o mágica, sino un proceso ordenado que empieza desde lo más básico hasta lo más sutil:

  1. Yama – principios éticos
  2. Niyama – prácticas personales
  3. Asana – posturas
  4. Pranayama – control de la respiración
  5. Pratyahara – control de los sentidos
  6. Dharana – concentración
  7. Dhyana – meditación
  8. Samadhi – unión total con la conciencia

Estos pasos son acumulativos y se van construyendo uno sobre otro. No hace falta dominarlos todos al 100% para avanzar, pero sí hay que integrar cada etapa con honestidad y constancia.

Comenzar por la concentración (Dharana)

La base para llegar al Samadhi es la concentración. Si la mente no puede sostener la atención durante un tiempo, es muy difícil entrar en estados más profundos. Aquí entra Dharana, que es simplemente el acto de enfocar la mente en un solo punto. No tiene que ser complicado: puede ser observar la respiración, un sonido, una imagen o incluso una emoción.

La clave está en repetir y sostener. Cuando la atención se disipa, se la trae de nuevo. Y así una y otra vez. Este proceso, aunque simple, fortalece la mente y la prepara para la meditación real.

Continuar con la meditación (Dhyana)

Una vez que la concentración es estable, la meditación surge de forma natural. No es algo que se “hace” activamente, sino algo que ocurre cuando se dan las condiciones. La mente entra en un estado de atención suave, sin esfuerzo, sin interrupciones. Eso es Dhyana, y es la antesala directa del Samadhi.

Aquí ya no hay análisis ni pensamiento. Solo una presencia silenciosa que lo envuelve todo. Esta etapa no se fuerza: se cultiva con cariño y paciencia. Es como regar una planta. Con el tiempo, da frutos.

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Prácticas para acercarse al Samadhi

Para muchos, llegar al Samadhi requiere también el uso de herramientas complementarias. Estas no sustituyen la meditación, pero la hacen más accesible. Algunos de los apoyos más comunes son:

  • Mantras: repeticiones de sonidos o frases que estabilizan la mente.
  • Mandalas: figuras geométricas que ayudan a enfocar la atención visual.
  • Pranayama: ejercicios de respiración que equilibran el sistema nervioso.

Estas prácticas ayudan a preparar el cuerpo y la mente para entrar en estados más profundos de silencio. Son formas de crear espacio interior.

Constancia y paciencia

Uno de los secretos para entender cómo llegar al Samadhi es aceptar que no hay atajos. La práctica diaria, incluso breve, es más poderosa que largas sesiones esporádicas. No importa si un día la mente está agitada o si no sentimos nada especial. Lo importante es seguir. Esa constancia es la que transforma la conciencia.

Con el tiempo, la meditación se convierte en algo natural. Y cuando menos lo esperas, ese momento de quietud absoluta (el Samadhi) puede surgir, aunque sea por unos segundos. Y eso ya cambia todo.

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Yoga con Lucía Perales
Profesora de Yoga |  + posts

Soy profesora de yoga comprometida con la búsqueda y el aprendizaje de técnicas seguras para el desarrollo de la práctica. Mi objetivo es crear un espacio seguro en cada práctica donde poder equilibrar tu sistema nervioso, retarte y asombrarte con todo lo que puede llegar a hacer tu cuerpo, y volver a tu centro. Con una enseñanza clara y accesible, mis clases están pensadas para que cada alumno pueda llevarse herramientas útiles y aplicarlas en su vida diaria, descubriendo así los beneficios que el yoga puede aportar a su vida diaria.

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